Sinopsis
Los Santana son una familia muy
peculiar, un atrapa fantasmas certificado, encargado de rehabilitar a toda
clase de espectros, una madre sobreprotectora, quien reniega de todas las
excentricidades de los Santana, un pintor capaz de hacer que sus cuadros cobren
vida y un bebé destinado a convertirse en la sensatez de su dinastía. Ah, y
casi lo olvido, un abuelo desaparecido que está más cerca de lo que todos
piensan.
Mientras Diego y Adriancito
juegan entre las distintas realidades que salen de los pinceles de iguana calva
despertarán a un viejo enemigo de la familia, el detestable ¨Ánima en pena¨,
quien, sin saberlo, les dará la aventura más grande de sus cortas vidas, y les
ayudará a entender lo que significa ser un Santana.
Mi Opinión
Hacía ya un buen tiempo, años
para ser preciso, que no me decantaba por leer algo de literatura infantil, y
apelando a esa voz interna que te dice que nunca dejes de ser niño y que te incita
a seguir soltando tu imaginación, decidí que para la reseña de esta semana me sumergiría
en las páginas de un libro dedicado a un público de mucho menor edad que yo,
pero con la sensación de que lo disfrutaría igual que si lo hubiese leído en mi
infancia.
Y no me equivoqué, Gibrán Peña
Bonales ha logrado plasmar en palabras una historia llena de fantasía e
imaginación que he saboreado desde el inicio. Pinceles de Iguana Calva nos cuenta las andanzas de una familia
bastante peculiar, cada uno posee una habilidad que lo hace especial y explotan
sus dones al máximo en cada oportunidad.
Nos narra cómo dos hermanos
pequeños, Diego, de 12 años y Adriancito, de año y medio, son capaces de entrar
en las pinturas que el mayor elabora con unos pinceles que su abuelo le ha
heredado, y con esto vivir las más grandes aventuras rodeados de dragones y
nubes malvadas. Cabe mencionar que las cerdas de dichos pinceles están
fabricadas con un material bastante raro y particular, pelos de iguana calva,
desde esta parte comienza la imaginación a volar.
De este libro me gustaría
mencionar y señalar dos puntos positivos y que le dan a la historia un toque
bastante singular, el primero de ellos es que todos y cada uno de los sucesos
están narrados por Adriancito, si, el pequeñín de año y medio es el que nos
cuenta con lujo de detalle todo lo acontecido, esto, en mi opinión, le da un
matiz muy fresco ya que el imaginarte al narrador balbuceando y chupándose el
dedo te arranca una buena sonrisa.
El segundo, es puntualizar la inclinación
que tiene el autor a realzar sus raíces, es decir, al ser mexicano, pinta en el
libro escenarios muy característicos de nuestra cultura, desde la lucha libre
en la Arena México, las pirámides de Chichen Itzá y hasta hacer mención, de
forma chusca e infantil claro, de una enfermedad que atacó fuertemente a
nuestro país hace algunos años, causada por el virus de la influenza, H1N1. Lo anterior
lo menciono no sólo por el hecho de compartir la misma nacionalidad del autor,
sino porque considero que siempre es muy positivo ensalzar nuestro origen y enorgullecerse
de ello.
No me queda más que lanzar una
invitación a todo público a disfrutar de esta obra, me parece bastante
dinámica, muy ligera y en especial si se comparte con un niño o niña en nuestra
familia, o por lo menos con nuestro niño interior, ese que siempre pide a gritos lo
dejemos salir a jugar.
¡Hola, Allan!
ResponderEliminarLeyendo tu reseña, se nota que has disfrutado mucho de la lectura. Sin embargo, a mí no me acaba de llamar, sobre todo por eso de que el narrador sea… el niño de año y medio. Creo que eso es lo que, ante todo, me echa para atrás.
Si lo encuentro, le echaré un ojo, aunque sea por si acaso, pero no creo que lo lea.
¡Un beso!
Hola, no te preocupes, pero créeme que el que esté narrado por el pequeñín lo hace muy especial, si lo encuentras dale una oportunidad, saludos!
Eliminar