Siempre he pensado que cada libro
que adquirimos, de alguna manera, tiene un trasfondo, una historia de cómo, cuándo
y/o por qué decidimos hacernos de ellos y sumergirnos entre sus páginas, los míos
no son una excepción, y en esta entrada que titulo ¨La Historia detrás de mis
Libros¨, a manera de historias cortas, se los compartiré. La historia de hoy:
Era una tarde agradable cuando
salió de casa, muy buena suerte tomando en cuenta que los últimos días habían
sido lluviosos, nada raro en esa época del año; se dirigió hacia la esquina
donde tomaba el camión, esperó durante unos minutos y lo abordó, su destino era
el centro de la ciudad.
¨ ¿Cual compraré esta vez? ¨, se
preguntó mientras se acomodaba en su asiento, era su forma natural de comprar
libros, sin planearlo, llegar a la librería, revisar la sección de clásicos,
donde regularmente terminaba comprando alguno, examinar la lista de los más
vendidos del mes, la mayoría ya los había comprado antes y explorar las
novedades, siempre valía la pena checar los nuevos lanzamientos y conocer
nuevos autores.
El resto del camino pasó sin
contratiempos, el autobús se acercaba a la calle donde debía bajarse, se
levantó de su asiento, presionó el timbre y momentos después se encontraba en
la acera caminando las últimas cuadras que lo separaban de la librería.
- - Buenas tardes, buscaba algún título en especial
– dijo la chica en el mostrador apenas lo vio entrar
- - No, aún no tengo en mente alguno en particular,
daré una vuelta y veré cual me llama la atención – dijo a modo de respuesta
- - Excelente, pase por favor
Dejó su mochila en paquetería y
se dispuso a buscar entre los estantes, pasó unos minutos antes de que alguno
siquiera llegara a interesarlo, habían pasado ya algunos años desde que se
convirtió en ávido lector; ¨casi profesional¨, pensaba él; y su criterio era
bastante exigente.
Al buscar en la sección de internacionales,
el nombre del autor impreso en la portada de un libro le hizo detenerse; ¨he
visto ese nombre en algún lugar, ah ya recuerdo, ha venido a la FIL varias
veces, su última conferencia fue muy entretenida¨.
Y con sus primeras impresiones se
quedaba corto, después de unos instantes recordaba que su maestro de literatura
lo había mencionado alguna vez en clase; ¨ ¿Qué fue lo que mencionó el profe?
Ah sí, José Saramago, premio nobel de literatura, o algo por el estilo¨; tenía
ya en sus manos el libro y poco a poco comenzaba a convencerse que esa era la
compra del día, ¨un momento¨.
- - Amiga – dijo, dirigiéndose a una empleada de la tienda
– ¿tienen más títulos de José Saramago?
- - Si, permítame mostrarle
Se acercaron a un monitor de
búsquedas, la chica tecleó el nombre y una extensa lista apareció ante sus ojos,
¨oh, son varios títulos¨ pensó, preguntándose porque no había nunca llevado un
libro de un autor tan prolífico.
- - Gracias por la ayuda – mencionó a la chica.
- - Para servirle, todos los títulos están en existencia,
puede llevarse el que guste, o todos, por qué no – contestó la trabajadora de
la librería con una sonrisa.
¨Ojalá pudiera¨, sus fondos no
eran lo suficientemente abultados como para hacer tal cosa, sacó su celular y
comenzó a explorar un poco en internet, sólo tenía dinero para un libro y ahora
no tenía idea de cual llevar a casa primero, consultó algunas páginas web y
consensó la información que encontró; ¨en la mayoría de los blogs dicen que
Ensayo sobre la Ceguera es de sus mejores libros¨, guardó su celular.
Volteó a su alrededor y observó
como todos los empleados se encontraban ocupados; ¨ no creo que sea difícil de
encontrar¨; se dijo mientas regresaba a la sección internacional donde había
visto el libro de Saramago y no muy lejos lo vio, su portada amarilla con las
siluetas grises de personas sujetas de la mano y del hombro; ¨sin duda ciegos¨,
pensó mientras sopesaba el libro; ¨bueno, no se diga más¨.
Salió del establecimiento
sintiéndose satisfecho; ¨ ¿qué me diría el viejo profesor si le confieso que
hasta ahora no había leído nada de Saramago?, seguro me reprueba¨, pensó sin
poder reprimir una sonrisa. Caminaba hacia donde tomaría el camión de regreso,
volvió la mirada hacia la bolsa que contenía su libro; ¨seguro lo disfrutaré¨,
no se equivocó.
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